El blog del maestro Marcos Madrigal

Este es el blog de Marcos Madrigal. Es el homenaje de un alumno agradecido al querido don Marcos, uno de los mejores profesores de bandoneón de la historia.
Es creador de un método propio editado en dos volumenes, que obtuviera el reconocimiento de Roberto Di Filippo, entre otros (Omar Valente, Oscar Zucchi). Durante su carrera trabajó junto a Elvino Vardaro, Horacio Salgán, Pugliese (la olvidada orquesta de 1936), Francisco Lomuto, Alfredo Gobbi, Julio De Caro, Argentino Galván, Osvaldo Fresedo, Julio Ahumada, y un largo etcétera.
Su bandoneón es un mundo, y abarca con profundidad además de nuestro tango, la música argentina en general (fabuloso tocando los tristes de Julián Aguirre), la del resto de América y la música clásica. Son increíbles sus versiones de Albéniz (impresionante "Malagueña"). Pero además de esto es un hombre campechano, amigo y compañero de músicos consagrados y de sus alumnos, enemigo del elogio, humilde, generoso. Por su habla porteña y española (por herencia de sus viejos), lo llamo "El Quijote del Bandoneón". Un verdadero grande que muchos no conocen.
(Bandoneonistas que estudiaron con Madrigal: José Libertella, Ernesto Baffa, Nicolás Paracino, Carlos Buono, Horacio Romo, Matías Gonzáles, Victor Hugo Villena... y muchos más.)

sábado, 20 de diciembre de 2008

Madrigal toca "Uno" de Mores y Discépolo

Madrigal toca "Ensueño" en su cumple 91.



Don Marcos Madrigal en su cumple 91, tocando "Ensueño", de Brighenti. En este video pueden apreciarse algunas fotos de don Marcos en la orquesta de Tinelli, junto a su gran compañero y amigo Vicente Todaro. Fotos seguramente encarpetadas por su esposa. Lamentablemente el troesma, que es poco amigo del autobombo, no coleccionó fotos de sí mismo sino de los artistas que admiró, por lo que no es fácil hacerse de fotos que ilustren los momentos más importantes de su carrera.

"Un bandoneón de bandoneones: Marcos Madrigal" (Nota)

"Un bandoneón de bandoneones: Marcos Madrigal"
Por Juan Manuel Peña
En el sosiego de su casa de la calle Mariano Acha, del barrio de Saavedra, rodeado de recuerdos y plenamente activo, vive el maestro Marcos Madrigal, próximo a cumplir los 88 años ya que nació en Buenos Aires, en Solís y Rondeau, el 27 de agosto de 1916.
A su padre, un español que gustaba del tango, la música clásica y el cante jondo, dueño de sucesivos almacenes y restaurantes, donde músicos ambulantes, desfilaban ejecutando música de tango a la gorra, le gustó el sonido del bandoneón, por aquel tiempo un instrumento ya incorporado a nuestra música ciudadana.
Le indicó a su hijo Marcos que debía aprender a tocarlo, cuando este rondaba los diez años.
Un cliente del restaurante de su padre ubicado en Estados Unidos al 800 ente Tacuarí y Piedras, de nombre Fernando, que trabajaba enfrente del negocio como chofer, le enseño a Marcos el teclado, que él siguió perfeccionando en varias academias a las que concurrió. Cuenta Madrigal que Fernando tocaba el bandoneón con mucha dulzura y que también le enseñó los compases del tango "Recuerdo" de Osvaldo Pugliese.
Luego, con algunos años más, Madrigal comenzó a tocar en orquestas de barrio, procedimiento para foguearse, bastante común en aquellos años. También un mercado que existía en Humberto 1° al 1400 que tenía un palco, acompañado por una guitarra y batería, supo de sus primeras interpretaciones.
Su fuerte atracción con el instrumento, al que hoy califica de divino y de maldito, hizo que Madrigal, aparte de sus estudios adquiriera una gran técnica en forma autodidacta.
A los 17 años ejecutó su música en mejores conjuntos, aunque desconocidos, y realizó con ellos algunas giras.
A los 20 años, en el año 1936, el maestro Osvaldo Pugliese lo llamó cuando formó su primera orquesta, no aquella del triunfo definitivo del pianista que fue la de 1939 y que equivocadamente se señala a veces como la primera.
Entre otros instrumentistas de esta primera orquesta "pugliesiana", pueden señalarse como primer bandoneón a Alfredo Calabró, al bandoneonísta Juan Abelardo Fernández y por supuesto Madrigal, los violinistas Rolando Curzel y Juan Pedro Potenza, siendo el contrabajista Aniceto Rossi, y el maestro Pugliese al piano.
Esta orquesta, cuya vigencia fue de alrededor de 5 meses, actuó en el café Germinal de la calle Corrientes 942, entonces angosta, y brindó mucha experiencia a los músicos. Madrigal la recuerda con gran cariño y señala lo mucho que aprendió con Pugliese y luego también con Horacio Salgán.
Horacio Salgán lo llamó en 1937, recomendado por el autor de "Recuerdo", para formar un trío compuesto por Gregorio Surif en violín, Marcos Madrigal en bandoneón y el propio Salgán en piano que acompañaron a la cancionista Carmen Duval. Dice Madrigal que Salgán escribía "difícil" y había que estudiar mucho con él.
Paralelamente a esto que narramos, surge como director de orquesta uno de los violines mayores del tango, a juicio de algunos, el más importante: Elvino Vardaro. Decidido a formar una orquesta Vardaro se presenta con esta agrupación en el café Germinal, secundado en piano por Osvaldo Pugliese, en bandoneones por Alfredo
de Franco y Marcos Madrigal, Gregorio Surif como segundo violín y Pedro Caracciolo en contrabajo.
A partir de aquí la carrera de Madrigal en el tango fue intensa, aunque no muy conocida por el público en general, aunque sí y mucho por los especialistas y por sus colegas músicos. Cuenta Madrigal que participó en numerosas giras, programas de radio, grabaciones y hasta en un baile con la orquesta de Juan Sánchez
Gorio, ya que era una época donde abundaba el trabajo para los músicos de tango.
Cuando contaba 22 años el bandoneonísta Enrique Rodríguez lo convocó para su orquesta. El cantante de la misma era el Chato Flores y al pasar a ser este solista, toda la orquesta siguió con él (1938).
Actuó nuevamente con Salgán en la orquesta de los años 1945/ 1947, que fue la segunda orquesta del maestro Salgán, cuando cantaban Edmundo Rivero, Oscar Serpa y Alfredo Bermúdez, en diferentes épocas de la misma. En los bandoneones se lucían Armando Calderaro, Domingo Crego, Marcos Madrigal y Ramón Álvarez, en violines Víctor Felice, Héctor Ferrarino, Osvaldo Monterde , Ramón Coronel y Pedro Desrets.
Además de José Federighi en cello, y Alfredo Cinici en contrabajo, actuando en los cafés Germinal, Nacional,
Marzzoto, Tango Bar, en el cabaret Novelty y en Radio Belgrano. Esta orquesta lamentablemente no tuvo la fortuna de realizar ninguna grabación.
Fue bandoneonísta en 1949 de Francisco Lomuto con los que también realizó grabaciones y viajo al Brasil. La orquesta de Lomuto se formó para esta ocasión con estos músicos: Bandoneones: Federico Scorticatti,
Marcos Madrigal, Ramón Alvarez y Héctor Vitale. Violines: Ernesto Gianni, José Carli, Carlos Taverna y Oteo Gasparini. Piano: Juan Carlos Howard. Contrabajo: Alberto Celenza y los cantores Alberto Rivera y Miguel
Montero.
Trabajó también con músicos de la talla de Carlos Marcucci, Alfredo Gobbi (con quién también grabó), CarlosFigari, y en 1953 con Elvino Vardaro.
Vardaro fue inducido por Martín Darré, otro gran arreglador que tuvo el tango y que era en ese momento Director artístico del sello Columbia , a formar una orquesta para realizar una serie de grabaciones, sobre la
base de los arreglos de Hector María "Quico" Artola. Llegaron a realizar dos grabaciones en discos de 78rpm:
los tangos "Pico de Oro" de Juan Carlos Cobián y "El cuatrero" de Agustín Bardi.
La orquesta de Vardaro se componía así: Bandoneones: Julio Ahumada (1er. Bandoneón), Antonio Marchese, Marcos Madrigal y Orlando Ponzoni. Violines: Elvino Vardaro, José Niesow, Enrique Cantore y Domingo
Mancuso. Violonchelo: Enrique Bourguet. Piano: el uruguayo César Zagnoli, y Contrabajo: Alfredo Sciarreta.
En el mismo año 1953 lo convocó Julio de Caro para su orquesta, integrando la fila de bandoneones con Carlos Marcucci (1er. Bandoneón), Héctor Presas, Pedro Belluatti, Alfredo Marcucci (sobrino de Carlos)
Marcos Madrigal y Arturo Penón.
En 1960, para la realización de la obra "Historia de la orquesta Típica", cuya estructura y texto literario fueron
realizados por el doctor Luis Adolfo Sierra y de la cual existe una excelente grabación en el sello Music Hall , fue llamado por el arreglador Argentino Galván, integrándose a la fila de bandoneones con el primer
bandoneón de Julio Ahumada, y los bandoneonístas Calixto Sallago y Dino Saluzzi. Esta obra, que resume la historia de la música de tango comienza con "Don Juan" la obra de Ernesto Ponzio, hasta culminar con Astor
Piazzolla.
Un personal notable formó esta gran orquesta entre los cuales los violinistas eran Enrique Mario Francini y Elvino Vardaro, José Nieso, Juan Scaffino, Claudio González, David Díaz, Mario Abramovich, Hugo Baralis,
David Aszenmil y Rolando Curzel. En piano: José Basso, Osvaldo Requena y Jaime Gosis ( éste último como solista). Mario Lalli en viola. Enrique Bourguet y Víctor Pontino en violonchelos. Máximo Barbieri en guitarra. Héctor Ayala en guitarrón.
También componían esta orquesta Luis Albano y Alfredo Montanaro (flautas). Alberto Naci y Juan Cinicci (trombones), Alfredo Marniconda y Gregorio Granata (trompetas), Mario Cosentino y Alberto Conles
(clarinetes), Pascual Mazzeo (corno) y Emilio Donatucci (en corno inglés). Alberto Merenzon (fagot)., Pedro Cochiararo (oboe), Rafael del Bagno e Italo Besa (contrabajos), Sofía Goldenchtein (arpa), Alfredo Martini
(fliscornio), Rómulo A. Díaz (tuba), Salvador Mole (percusión y vibrafón) y Pascual Bonfiglio y Rosario Bonfiglio (clarón o clarinete bajo ), actuando con algún cambio en el personal, en el teatro Opera, en marzo de 1960.
En 1963 Julio Ahumada forma una orquesta con el también bandoneonísta Miguel Bonano, a la que denominan Orquesta Ahumada-Bonano y donde Madrigal vuelve a trabajar con Calixto Sallago y Dino Saluzzi, junto al primer bandoneón de Julio Ahumada.
Durante 17 años integró la fila de bandoneones de la orquesta del programa del canal 9 capitalino "Grandes valores del Tango", formando al lado de Armando Calderaro (primer bandoneón), Daniel Lomuto y Domingo
Mattío. En esa orquesta que dirigía desde el piano el maestro Armando Cupo, se distinguían también Marzán y Mario Arce en violines y en contrabajo Federico Lipesker.
Entre octubre y noviembre de 1979, integró la orquesta de Osvaldo Fresedo, coincidiendo con el cumpleaños del maestro, para grabar un long play titulado "Fresedo 80", editado por el sello Columbia CBS 20041 y presentado en la audición "Tango a tango", que se emitía por LR3 Radio Belgrano el 5 de mayo de 1980. Junto a otros 26 calificados músicos, todos de primer nivel, la orquesta fue dirigida a la sazón por Roberto Pansera,
dado que "El Pibe de la Paternal" había delegado la conducción en éste por razones de salud. También fueron de Pansera los arreglos.
Integraron la misma para esta grabación Roberto Pérez Prechi, Osvaldo Montes, Ernesto Baffa y Marcos Madrigal en bandoneones. Antonio Agri, Hugo Baralis, Aquiles Aguilar, Manuel Baya Gómez, Mauricio
Marcelli, Juan Scaffino, Emilio González, Pedro Lopérfido, Simón Broitman, José Votti y Carlos Arnáiz en violines. Henry Ballestro y Rodolfo Fernández en violas. Alfredo López Echeverría y Daniel Pucci en cellos.
Raúl Muñoz en contrabajo acústico. Carlos Nicolini en contrabajo eléctrico. Mateo Juan Giarruzzo en vibrafón.
José Corriale en percusión y Roberrto Cícare en piano.
Integró el conjunto del pianista Carlos García junto a Federico Scorticati ,(este como bandoneón solista y de quién Madrigal había sido compañero en su viaje a Brasil con Lomuto en 1949), para el viaje que realizaron a
Japón en 1993 y Miguel Angel Varvello también en bandoneón y Antonio Agri como primer violín.
Paralelamente con su actuación profesional Madrigal se ha desempeñado como uno de los pocos profesores de bandoneón y autor de un método para el estudio del mismo, obra de la cual Ediciones Ricordi publicará próximamente un segundo tomo bilingüe inglés-castellano.
Fueron alumnos suyos en diferentes época Ernesto Baffa, José Libertella, Mario Montagna, Miguel Ángel Nicosia y los jóvenes y promisorios valores Marcelo Nisinman, Horacio Romo, Matías González, Ernesto
Molina, Gabriel Fernández y Víctor Hugo Villena. Este último se desempeña actualmente en la Universidad de Amsterdam.
Carlos Buono, destacado instrumentista y actual director de orquesta, se perfeccionó con Madrigal cuando este estuvo a cargo de la cátedra de bandoneón del Conservatorio Municipal "Manuel de Falla" por un año,
reemplazando al eximio Abelardo Alfonsín. Esta cátedra se creó en 1953 y su primer profesor fue el eximio Pedro Maffia. También Scorcielo, un joven bandoneonísta y también miembro de la Orquesta Sinfónica de Mar
del Plata, estudió con el maestro Madrigal.
El gran conocimiento musical de Marcos Madrigal lo ha llevado a componer con Roberto Pérez Prechi el tango "Andante y Allegro", que fuera grabado por Ernesto Baffa y también por el mismo Pérez Prechi. Su dominio del instrumento le ha permitido ejecutar música de Albeniz, como Cádiz" y la "Cubana" de Manuel de
Falla, además del "Ave María" de Schubert o los "Tristes" del argentino Julián Aguirre.
En el año 1996 Ernesto Baffa organizó una orquesta y llamó a Madrigal para la fila de fueyes que incluía a Baffa, Daniel Lomuto, Marcos Madrigal y Nicolás Paracino, Enrique Lannoo en cello, Antonio Agri y Mario
Arce en violines, Luis Paz en viola, Sergio Paolo en bajo eléctrico, Eduardo Lettera en contrabajo y Oscar D¨Elia en piano.
Grabaron el CD TK 28162 editado por Música y Marketing SA, titulado "Calavereando". Los temas del CD fueron "La Cumparsita" (de Mattos Rodríguez), "Calavereando", "Pa´la Guardia", "Alma Lírica", "Con buena
onda", "Con todo mi corazón" "Tocalo de nuevo" y Valsango de Verano" ( todos de Baffa en conjunto con otros autores) "Troileana" (de Lomuto), "Callao 11" y "Suárez y Montes de Oca" (de Javier Mazzea) y "Chique" (de
Brignolo).
En el año 2001, culminando una vida dedicada a la enseñanza del instrumento de la que pueden dar fe sus destacados alumnos, y significando todo un reconocimiento a su trayectoria, fue designado por la Secretaría
de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires en el programa Buenos Aires Nácar, que dirigió Leopoldo Federico y cuyo objetivo era formar nuevos bandoneonístas. Madrigal debía dar clases por un año a tres de los jóvenes
intérpretes de bandoneón elegidos por un jurado el 15 de diciembre de cada año, permaneciendo en esta función durante dos años consecutivos.
Un diploma, colgado en una de las paredes de su casa, acredita el paso por este programa y dice "La Ciudad de Buenos al gran Maestro de Bandoneonístas Marcos Madrigal, por su clase. Secretaría de Cultura. 11 de
diciembre de 2001".
En el año 2004 acaba de participar en la película "El último bandoneón" en la que también aparecen Rodolfo Mederos y Gabriel "El Chula" Clausi. Madrigal interpreta la variación a dos manos del celebrado tango de
Ángel Villoldo "El choclo", y como solista la primera y segunda parte de "La casita de mis viejos", la obra imperecedera de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo.
Otros títulos ha recibido Madrigal a lo largo de su extensa carrera: Miembro de Honor de la Academia Nacional del Tango y desde el 30 de junio de 1995, Diploma Gloria del Tango de la Academia Porteña del
Lunfardo.
Arreglador prolífico para el bandoneón, pueden mencionarse las siguientes composiciones que llevan la mano de arreglador de Marcos Madrigal:"Nieblas del Riachuelo", "María","Loca Bohemia", Nostalgias", "Noche de
amor", "La mentirosa", "Buen Amigo", Inspiración", "Intermezzo", " El aeroplano".
Además, deben señalarse las siguientes: "Punto y Banca", "A su memoria", "Corazón de oro", "Mano a mano", "Desde el alma", "Recuerdo", "Sur", "Viejo ciego", "Criolla linda", "Melodía de Arrabal", "El Africano", "Ensueño", "Uno", "Porque la quise tanto", "Fueye", "Milonga para Gardel", "La casita de mis viejos", "Quejas
de bandoneón", Penas de amor", "Mi noche triste", "Un placer", "El choclo", "Boedo", "Amor y celos", "Cenizas", "Diablito", "El amanecer".
Muchos elogios y felicitaciones ha recibido el maestro de sus colegas. Aníbal Troilo lo felicitó por la forma en que tocaba, cuando Marcos estaba con Salgán. Osvaldo Pugliese dijo que en cuanto a sonido de bandoneón,
Marcos Madrigal fue uno de los mejores. El pianista y bandoneonísta platense Horacio Omar Valente lo felicitó por su Método de Estudio para bandoneón. Leopoldo Federico le dijo a Villena, por entonces alumno de Madrigal. "Tenés un maestro de lujo". Y así podemos mencionar decenas de elogios hacia su figura señera.
Sin embargo, y pesar de todos los honores y reconocimiento de los músicos, una profunda humildad y desprendimiento acompaña siempre la figura de Madrigal. Cuando habla del fuelle, compañero de toda su
vida musical, lo menciona como "un instrumento atrapante y que le gusta a todo el mundo, a veces muy ignorado afuera del país". Buenos Aires, junio de 2004.
Bibliografía:
Entrevista personal realizada a Marcos Madrigal en su casa en el mes de mayo de 2004.
El tango, el bandoneón y sus interpretes, por Oscar Zucchi, tomo II, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 2001.
Historia de la Orquesta Típica, evolución instrumental del tango, por Luis Adolfo Sierra, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1985.
El Libro del Tango- Arte popular de Buenos Aires, por Horacio Ferrer, 3 tomos, Antonio Tersol editor, Barcelona, 1980.
Estos fueyes también tienen su historia, por Gaspar J. Astarita. Ediciones La Campana, Chivilcoy, Pcia. de Buenos Aires, 1985.
La Historia del Tango, volúmenes varios en especial: El bandoneón por Oscar Zucchi y Osvaldo Pugliese, su trayectoria por Nélida Rouchetto,
Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1982 y1985.
Colección Revista Tango y Lunfardo, autores varios, editada por Gaspar J. Astarita, Chivilcoy, Pcia. de Buenos Aires.

"Marcos Madrigal, un maestro del bandoneón" (Nota)



(Viernes 14 de diciembre de 2001. Clarín Espectáculos)
A los 85 años sigue enseñando los secretos del instrumento
Marcos Madrigal, un maestro del bandoneón
Entre sus alumnos figuran José Libertella, Ernesto Baffa y músicos de la nueva generación del tango
l Tocó con De Caro, Vardaro, Pugliese y Salgán, entre otros
l Ahora su figura es rescatada por el programa Buenos Aires Nácar, que editará su invalorable método para estudiantes avanzados

Marcos Madrigal es un maestro del bandoneón, en todo el sentido de la palabra. Es de esos músicos ocultos venerados por sus pares, formadores de varias generaciones de instrumentistas. Entre sus alumnos figuran José
Libertella, Ernesto Baffa y reconocidos fueyes de la nueva generación, como Marcelo Nissinman y Horacio Romo. "Para mí enseñar es una vocación, pero hace falta voluntad y buena dirección. Tengo 85 años y enseño hace sesenta. Pero no quiero dejar de tocar, porque es una terapia, un descanso para el espíritu", dice.
Hace varios años, Madrigal elaboró un método de bandoneón para instrumentistas avanzados -único en su tipoque es una biblia para los músicos del género. "Muchos bandoneonistas me dijeron que es el mejor libro que hay, yo no sé, pero son ellos los que se encargaron de difundirlo por todo el mundo. Ahora estoy preparando uno
nuevo, con lecciones más difíciles. Estoy seguro de que muchos me van a insultar, así que por si acaso me insulto yo primero", bromea.
Ese libro será reeditado junto al nuevo curso que está terminando, dentro del programa Buenos Aires Nácar, de la Dirección de Música de Buenos Aires, para impulsar el desarrollo del bandoneón, que se lanzó con un
concierto con todos los maestros, el martes. "Era hora de que se acordarán de mí", dice Madrigal, quien dentro del proyecto dará becas de perfeccionamiento.
"El bandoneón es uno de los instrumentos más difíciles que hay, porque son como cuatro instrumentos en uno -explica Madrigal-. La contra es que uno no ve las teclas cuando toca. Eso es una duda constante. Por otro lado, la ventaja es que podemos mantener los sonidos bastantes compases, lo que es muy bueno para tocar Bach o
música clásica. Pero el sonido se corta cuando uno cierra el fueye y hay que hacerlo en una milésima de segundo.
Es un instrumento divino, pero también es maldito."
El músico comenzó a descubrir los secretos del bandoneón a los nueve años. Su padre tenía un restaurante en elbarrio de San Telmo, donde todos los días pasaban músicos ambulantes. "A mi papá le gustaban mucho el tango, el cante jondo y la música clásica. Pero quería que estudiara bandoneón. Me acuerdo de que comencé con el
chofer del dueño de una empresa que estaba enfrente de nuestro local. Mi padre le habló y él me enseñó mi primer tango, "Recuerdo". Después anduve vagando con orquestitas del barrio, tocando en mercados, en cafés...
Tenía una vida de gitano."Cuando cumplió los 20 comenzó a tocar con los grandes: Julio De Caro, Carlos Marcucci, Francisco Lomuto,
Elvino Vardaro. En 1936, Osvaldo Pugliese comenzó a reclutar los músicos para armar su primera orquesta.
"Tuve la suerte de que se fijara en mí, y me llevo con él. Pugliese me daba lecciones de bandoneón. Aunque no sabía tocar, si uno se equivocaba se daba cuenta. Estuvimos cinco meses en el café Nacional y la cosa no
prosperó. No había trabajo. Eso fue antes del fenómeno del baile, con D´Arienzo. Después, con el tiempo, mi hijo mayor se lo encontró en la calle y Pugliese le confesó: "Su papá tiene el mejor sonido de los bandoneonistas de esta época". Yo sé que hay otros que tocan como los dioses, pero malo, bueno o regular, yo tengo mi propio estilo."
Madrigal no lo dice, pero su bandoneón se destacó en una época poblada de maestros. "Estaba lleno de músicos privilegiados que habían sido músicos precoces. Era la época de los Maffia, Láurenz, Marcucci, Minoto y Roberto Di Filippo, mi amigo y a mi juicio el mejor de su época. Yo no era seguidor de un estilo particular, pero
siempre me gustó poner al bandoneón sobre las dos piernas, como Maffia, porque así se logra mejor expresión, transmitir todo lo que el instrumento tiene para decir", explica.
"La sangre tira..."
Se reconoce como un autodidacto. Nunca estudió armonía. Mucha de su sabiduría está en los discos de música clásica que le hacía escuchar su padre y que sigue escuchando hasta hoy en su casa de Villa Pueyrredón, donde
llegan a estudiar jóvenes músicos de todo el país. "Creo que la sangre tira. Por eso todo el tiempo aparecen pibes muy buenos. La mayoría viene a estudiar, porque consiguen bastante trabajo afuera", reconoce el maestro.
Madrigal no se guarda nada. Transmite a sus alumnos aquellos consejos y ejemplos que le pasaron otros músicos, como punto de partida para el desarrollo de un lenguaje personal. "Horacio Salgán fue uno de los que
más me motivaron a estudiar el tango. Tocamos juntos en un trío que tenía con Duval y fue una linda experiencia. El escribía difícil y te obligaba a estudiar mucho. Pero gracias a eso avancé. Eso es lo que siempre
les digo a mis alumnos: que estudien, aunque quieran tocar el timbre."
-Mas allá de la técnica, ¿qué es lo que intentó transmitir a sus alumnos en todos estos años?
-Yo les doy los consejos que puede dar alguien de 85 años, que vivió muchas cosas. La técnica es importante,
pero les hablo de la música, de lo que es la vida y de ser ético. Hacerles comprender -sin interferir en la idiosincrasia y el temperamento de cada alumno, porque no quiero que se parezcan a mí- que además de ser muy buenos músicos tienen que ser muy buenas personas.

Gabriel Plaza

"Maestro de maestros" (nota)

MUSICA : ENTREVISTA A MARCOS MADRIGAL
Maestro de maestros
Integró la primera orquesta de Pugliese, publicó un tratado de bandoneón y le enseñó a Libertella, Baffa y otros.



Sandra de la Fuente ESPECIAL PARA CLARIN
Con 90 años y una serena elegancia, el bandoneonista Marcos Madrigal habita una modesta casa del barrio de Saavedra, junto a su hijo y nietos.
El bandoneón de Marcos Madrigal sonó en la primera formación de Osvaldo Pugliese, en efímera orquesta de 1936, y un año más tarde en el trío que creó Horacio Salgán para acompañar a Carmen Duval. También las orquestas de Vardaro, Salgán, Lomuto, De Caro, Gobbi y Fresedo lo contaron en sus filas.
Aunque Madrigal puede hablar de la generosidad de Pugliese y del difícil lenguaje de Salgán, prefiere detenerse en explicar —bandoneón en mano— en qué consiste su oficio de maestro del instrumento, en cómo sus dedos cortos lo llevaron a pautar diferentes digitaciones que sirven para conseguir una mejor expresión. De su amorosa entrega a la docencia dan cuenta discípulos como Libertella, Baffa, y los jóvenes Horacio Romo y Matías González, entre muchísimos otros. De su rigor para desarrollarla habla su método para bandoneón, editado por Ricordi en castellano e inglés. "Algunos dicen que es muy bueno", dice humildemente. "Yo espero que salga alguna cosa mejor, por el bien de los bandoneonistas".
"Esta es mi cueva", señala e invita a pasar luego de haber guiado los pasos por un serpenteante y luminoso pasillo. Su cueva es una pequeña habitación en el que una vieja heladera Siam guarda fila junto con libros, carpetas cargadas de partituras, casetes y algunos discos compactos. Apretado en un rincón descansa uno de sus bandoneones. "Este me lo regaló mi padre. Hace 81 años", cuenta mientras levanta la franela que cubre al histórico fueye. "Tiene muchas reparaciones. Lo llevaba mal y se me abrió la tapa; se vino abajo desde lo alto de la escalera del subterráneo. Lo arreglaron bastante bien pero, claro, también tiene muchas afinaciones y todo eso se siente; lo mismo pasa cuando a uno lo operan. Pobre bandoneón está como yo, que ya me operaron diez veces.
¿Diez veces?
Sí; seis operaciones de hernias y otras que ya ni me acuerdo. No me quejo; me gusta estar en los sanatorios porque se ven chicas lindas. Pero mejor hablemos de música... Mi vida en la música empezó cuando tenía nueve o diez años. Mi padre siempre tuvo almacén o restaurantes y en cierta época estábamos en la calle Estados Unidos. Enfrente había una empresa y el chofer tocaba el bandoneón. Se llamaba Fernando. Tocaba muy bien, delicadamente, como me gusta a mí. Venía a comer a casa y mi padre le pidió que me
enseñara.
Fue su único maestro, ¿no es cierto?
No; Pugliese y Salgán fueron grandes maestros para mí, pero Fernando fue el único que me enseñó a tocar este instrumento diabólico. Después de un tiempo de lecciones, mi padre mudó el restaurante así que tuve que empezar a buscar maestro. Pero en aquel tiempo los profesores, dentro de las academias, tenían 30 o 40 alumnos; el bandoneón era el instrumento principal y, claro, me querían enseñar lo que yo ya sabía. Entonces me decidí a estudiar solo y pude salir del paso.
Decía que Pugliese y Salgán fueron también sus maestros, ¿qué aprendió con ellos?
Pugliese escribía unos fraseos difíciles, no desde el punto de vista técnico sino expresivo.
El tuvo la paciencia de enseñarme; no tocaba bandoneón pero sabía lo que quería del instrumento. Con Salgán tuve que estudiar como loco y aprendí muchísimo. Fuimos muy amigos. Digo fuimos porque ahora no nos vemos: él sale muy poco y yo también.
Café de los maestros ha reunido a músicos con una trayectoria similar a la suya. ¿Por qué no formó parte de ese proyecto?
Creo que soy más bien sapo de otro pozo. No me llaman, no sé... tal vez porque saben que no me gusta ir a ningún lado.

El lado B de Café de los Maestros (Nota)


(Nota del diario Crítica 22-08-2008)

Marcos Madrigal, la gloria tanguera que quedó afuera del homenaje
El lado B de Café de los Maestros
Es el hombre orquesta: tocó en todas las típicas del tango y su libro sobre el bandoneón es de consulta obligatoria. A los 91 años, sigue dictando clases.

“La fama es puro cuento, andando mal y sin vento, nadie me va a querer”, entona Marcos Madrigal, mezcla de prócer oculto del bandoneón y pinta de viejo sabio. Y se ríe. La pregunta era por qué no participó en el megaproyecto Café de los Maestros, el encuentro de las glorias tangueras que aglutinó a una veintena de sus colegas (y en algunos casos, a ex alumnos suyos como Libertella y Baffa). Ya más serio, reconocerá: “Ando con problemas de oído y no puedo tocar mucho tiempo seguido, quizá por eso quedé afuera, pero los muchachos están bien elegidos”.
A los 91 años, este hombre que vivió las épocas de gloria de las décadas del 40 y 50. También sus momentos de penurias, y tiene otra preocupación: no puede hallar su libro Método de bandoneón, un texto clásico para los estudiantes de música. Lo busca denodadamente pero no hay caso. Y es que en su pequeña habitación-estudio está todo desperdigado, como congelado en el tiempo: una heladera Siam, un teléfono con disco, las paredes tapizadas de fotos, premios y dedicatorias y una mesa atestada con partituras.
Mientras tanto, como si iniciara una clase, empieza a develar los secretos del bandoneón y sus particularidades. “El teclado es endemoniado pero tiene su lógica. Lo complicado es que la misma nota suena distinta al abrir que al cerrar el bandoneón. Hay cuatro teclados para memorizar. ¡La verdad, es una locura, de lo más difícil!”
Su propia historia con el tango resume el destino de muchos de los músicos de su generación. Hubo un gran momento en el que las orquestas típicas se expandieron y entonces había trabajo para todos. Cada una tenía su circuito, su hinchada, sus códigos, sus éxitos. Madrigal estuvo en el momento justo. Formó parte de muchos conjuntos: rememora especialmente su paso por la orquesta pionera de Pugliese (“fue en 1936, y ya pagaba bien”) y un trío de Salgán (“él era muy joven pero ya escribía difícil y aprendí mucho”).
Su experiencia se multiplicó a los estilos más heterogéneos. Repasar los apellidos de los directores con los que tocó es lo mismo que mencionar a algunas de las glorias del tango: Elvino Vardaro, Francisco Lomuto, Carlos Marcucci, Alfredo Gobbi, Carlos Figari, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo. Claro que también vivió en las épocas de vacas flacas, donde los recuerdos no son gratos. “Estuve 17 años perdido en la orquesta de Grandes Valores del Tango.
Ahí no aprendí nada. Como había muchos cantores, las orquestaciones eran facilísimas.”
La noche siempre apareció como el ámbito ideal para el tango. Acerca de los excesos que podía tener la vida taciturna, asegura: “En una época los músicos trabajábamos mucho en los cabarets. Había una orquesta en la matiné y otra a la noche. A los 25 o 30 años, esa vida era fenomenal, aunque tenía sus peligros. La droga no corría mucho porque la usaban pocos pero la mala noche y la bebida estaban ahí. Hubo músicos que cayeron y otros, como yo, que nos mantuvimos en lo que correspondía. Era necesario tener mucha fuerza de voluntad”.
En paralelo con su carrera como músico, notó una ausencia importante: la falta de libros para estudiar bandoneón y cierto vacío de maestros que impartieran clases. Así empezó la otra pata de esta historia: el desafío de convertirse en profesor, una tarea con la que ahora lleva más de seis décadas. Empezó cuando tenía 3 años. “Honestamente, al principio no era bueno, pero evolucioné, me gusta mucho enseñar, tengo paciencia. Hasta doy clases gratis cuando veo a un pibe que tiene condiciones”, confiesa.
Hay varias generaciones de bandoneonistas que pasaron por su antigua casa del barrio de Saavedra: hoy están esparcidas por el mundo. Y el libro fue reeditado en 2001 por Riccordi en castellano e inglés.
Apasionado, asegura que el bandoneonista más completo de hoy es Leopoldo Federico y que la artrosis es el mal de los músicos veteranos. Mientras apunta las definiciones, sigue buscando su libro rebelde, que se niega a aparecer.

Madrigal toca "La casita de mis viejos" en su cumpleaños número 91 en Agosto del 2007



Otro audio del maestro en su cumpleaños 91. Si se presta atención se lo oye lamentar que el fueye que toca no tenga varias "voces" (notas) cambiadas como el suyo. Esto explica algunas "irregularidades" nada acostumbradas en las interpretaciones del maestro. Irregularidades que son producto de su sorpresa al encontrarse en mitad del tema con que alguna nota que suena no es la esperada.

Madrigal toca "La casita de mis viejos" para José Sacristán y amigos



Los amigos de El Galpón de Mingo subieron a YouTube este video de Don Marcos. Lo acompañaron con este texto:
"El maestro Marcos Madrigal toca "La casita de mis viejos" de Cobián y Cadícamo en un hermoso arreglo, para la visita del actor español José Sacristán, quien disfrutó esa tarde de tangos, milongas y valses y hasta nustro cantante lírico le dedicó "La cancion del baturrico"(zarzuela) que lo sorprendió. Disfrútenlo"

Madrigal toca "El amanecer" en el estudio de Gustavo Orellana

Madrigal toca un solo impresionante

Madrigal toca "Loca bohemia" en su cumpleaños número 91 en Agosto del 2007

Madrigal toca el vals "Palomita Blanca"



Madrigal toca por televisión el vals de Francisco García Jiménez y Anselmo Aieta.

Madrigal toca "Jota" de Roberto Pérez Precchi




Se trata de una legendaria grabación del troesma don Marcos en donde acomete una pieza muy complicada. Don Marcos es grabado sin aviso cuando "estudiaba" la obra, es decir, que así como se oye aquí es como él la toco de buenas a primeras. Tremendo tema de Roberto Pérez Precchi muy logrado en la versión de nuestro querido maestro. Acompaña al audio una imagen de Madrigal en su legendaria "cueva", lugar nunca inmortalizado por los fotógrafos de los diarios y revistas que han reporteado a Don Marcos, pero que es la usina de su producción como músico y maestro de bandoneonistas. Sobre el final hay una mini sorpresa que espero sea valorada como una nota de amistosa simpatía.